viernes, 14 de junio de 2024

LA ENFERMEDAD INFLAMATORIA PÉLVICA. ¿QUÉ ES?, CAUSAS, TRATAMIENTO, DIAGNOSTICO, PREVENCIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERIA.

Hola, hacia ya bastante tiempo que no publicaba algún post. Hoy quiero hablar y compartir un poco con ustedes acerca de la enfermedad inflamatoria pélvica, un trastorno femenino en le cual se ve afectado todo, o a gran parte de, el sistema reproductor femenino. 

Es también una de las causas mas frecuentes de esterilidad, superando incluso a los quistes, ya que es comprobado que estos no impiden que un embarazo se desarrolle con normalidad, por el contrario, se ha visto que, el embarazo muchas de las veces elimina la presencia de quistes ováricos. 

Esta es una infección que normalmente es producida por transmisión sexual (ITS). Por lo cual a la hora de ver los tratamientos podremos comprobar que algunos involucran a la pareja sexual, en el caso de tenerla. 

También vamos a conocer algunos cuidados de enfermería, ya que estos cuidados pueden ser tomados por personal de salud para sus labores. Además de que son, por así decirlo, cosas básicas que todos deberíamos de conocer. Sin más preámbulos, vamos a comenzar. 

 

Índice.

1.     ¿Qué es?

2.     Causas.

3.     Síntomas.

4.     Factores de riesgo.

5.     Diagnostico.

6.     Tratamiento.

7.     Prevención.

8.     Cuidados de enfermería.

 


¿Qué es?

La enfermedad inflamatoria pélvica, conocida también como, enfermedad pélvica inflamatoria (EPI) es una infección polimicrobiana de la parte superior de los órganos reproductores femeninos.

La enfermedad inflamatoria pélvica consiste en una infección del revestimiento interior del útero (endometritis), de las trompas de Falopio (salpingitis) o de ambas áreas. Si la infección es grave se puede propagar a los ovarios (ooforitis) o producir una acumulación de pus en las trompas de Falopio (absceso tubo-ovárico).

La enfermedad inflamatoria pélvica es la causa evitable de esterilidad mas frecuente. La esterilidad se presenta en una de cada cinco mujeres con esta patología. Alrededor de un tercio de las mujeres que han tenido enfermedad inflamatoria pélvica desarrollan de nuevo la infección. En 2013, alrededor de 88,000 mujeres de entre 15 y 44 años en los Estados Unidos fueron diagnosticadas con EIP.

Esta infección suele producirse en mujeres sexualmente activas. Rara vez afecta a niñas antes de su primera menstruación (menarquia) o a mujeres durante el embarazo o después de la menopausia. El riesgo es mayor en algunos casos que veremos más adelante. También se ha comprobado que muchas de las veces la enfermedad inflamatoria pélvica puede ser confundida con una “simple” inflamación de las vías urinarias. En algunos casos la administración errónea de tratamiento al confundir la enfermedad puede ser el desencadenante de un cuadro clínico avanzado.

 

La enfermedad inflamatoria pélvica es una de las infecciones mas comunes entre las mujeres, siendo de alto riesgo por el hecho de poder infectar todo el sistema reproductor femenino.

CAUSAS.

 

La enfermedad inflamatoria pélvica suele desarrollarse a partir de bacterias vaginales. Mas frecuentemente, las bacterias se transmiten por medio de las relaciones sexuales con una pareja que tiene la enfermedad de transmisión sexual. Estas bacterias de transmisión sexual no son las que producen la gonorrea (Neisseria gonorrhoeae) o la infección por clamida (chlamydia trachomatis). La gonorrea y la clamidiasis se propagan desde la vagina hasta el cuello del útero, donde causan una infección (cervicitis). Estas infecciones pueden permanecer en el cuello uterino o propagarse ascendentemente, causando una enfermedad inflamatoria pélvica.

Con frecuencia, la enfermedad inflamatoria pélvica también está provocada por las bacterias que causan la vaginosis bacteriana. Estas bacterias suelen ubicarse en la vagina. Pero solo presentan síntomas y se extienden a otros órganos si su número aumenta (crecimiento excesivo). No son bacterias de transmisión sexual.

Con menos frecuencia, las mujeres se infectan durante un parto vaginal, un aborto o un procedimiento médico, como una dilatación y legrado (D y L), o una intervención quirúrgica ginecológica, cuando las bacterias de la vagina se desplazan al interior del útero. No está demostrado que la ducha vaginal aumente el riesgo de infección.

La enfermedad inflamatoria pélvica afecta a todo el sistema reproductor femenino.


 

SINTOMAS.

                                                       

Los síntomas se presentan frecuentemente hacia el final del periodo menstrual o pocos días después. Para muchas mujeres el primer síntoma es un dolor de leve a moderado (a menudo agudo) en la parte inferior del abdomen, que puede aumentar en uno de los lados. Otros síntomas son hemorragia vaginal irregular y secreción, a veces mal oliente. A medida que la infección se extiende, el dolor en la parte inferior del abdomen llega a ser muy intenso y puede acompañarse de fiebre baja (generalmente por debajo de 38,9 °C), náuseas o vómitos. Mas adelante la fiebre aumenta y la secreción a menudo se torna purulenta y amarillo verdoso. Las mujeres pueden tener dolor durante las relaciones y al momento de orinar. La infección puede ser grave, pero producir pocos o ningún síntoma. Los síntomas debidos a una gonorrea tienden a ser mas graves que los producidos por una infección por clamidia, que puede no producir secreción ni otros síntomas perceptibles.

A veces las trompas de Falopio se obstruyen debido a la infección. Las trompas así obstruidas pueden distenderse al acumular líquido. La mujer suele sentir presión o dolor crónico en la parte inferior del abdomen.

La infección puede extenderse a estructuras vecinas, incluida la membrana que tapiza la cavidad abdominal y recubre sus órganos (causando una peritonitis). La peritonitis causa un dolor intenso repentino o gradual en todo el abdomen.

Si la infección de las trompas de Falopio es ocasionada por gonorrea o por clamidia, puede extenderse a los tejidos que se encuentran alrededor del hígado. Esta infección suele causar dolor en la parte superior derecha del abdomen, por lo que se asemeja al producido por una dolencia de la vesícula biliar o cálculos biliares. Esta composición se denomina síndrome de Fitz-Hugh-Curtis.

En aproximadamente el 15% de las mujeres con una infección en las trompas de Falopio se forma un absceso en estas o en los ovarios, sobre todo si las han tenido durante mucho tiempo. Algunas veces, el absceso se rompe y el pus se derrama en la cavidad pélvica y causa una peritonitis. Esta ruptura produce un dolor muy intenso en la parte inferior del abdomen, rápidamente seguido de náuseas, vómitos y presión arterial muy aja (shock). La infección puede extenderse hasta el torrente sanguíneo (un transtorno denominado sepsis) y resultar mortal.

La EPI a menudo produce un liquido parecido al pus que puede tener como resultado la aparición de bridas anormales de tejido cicatricial (adherencias) en los órganos reproductores o entre los órganos abdominales. Como consecuencia pueden aparecer esterilidad y dolor pélvico crónico. Cuanto mas prolongada y grave sea la inflamación pélvica y mayor la frecuencia con la que se repite, mayor es el riego de esterilidad y de presentar otras complicaciones. El riesgo aumenta cada vez que una mujer contrae la infección.

Las mujeres que han sufrido una enfermedad inflamatoria pélvica están de 6 a 10 veces mas predispuestas a tener un embarazo ectópico, en el que el feto crece en una trompa de Falopio en lugar de hacerlo en el útero. Este tipo de embarazo puede resultar fatal para la mujer y el feto puede no sobrevivir.

FACTORES DE RIESGO.

La enfermedad inflamatoria pélvica. Es rara antes de la menarca, después de la menopausia y durante el embarazo.

El riesgo es mayor en los siguientes casos:

ü  Mujeres menores de 24 años.

ü  Mujeres que no usan anticonceptivo de barrera (como preservativo o diafragma)

ü  Mujeres que padecen una enfermedad de transmisión sexual o una vaginosis bacteriana.

ü  Mujeres que han tenido una enfermedad inflamatoria pélvica con anterioridad.

ü  Mujeres de clase socioeconómica baja (que generalmente tienen acceso a menos recursos sanitarios).

                                                                         

DIAGNOSTICO.

El médico sospecha que la enfermedad está presente si la mujer siente dolor en la parte inferior del abdomen o si tiene una inexplicable secreción vaginal, sobre todo si está en edad reproductiva. Se debe realizar una exploración física, incluyendo un examen pélvico. La aparición de dolor en la zona pélvica durante la exploración confirma el diagnóstico. 

Las secreciones vaginales se analizan en busca de glóbulos blancos. Si las secreciones no contienen glóbulos blancos, la enfermedad inflamatoria pélvica es poco probable. Generalmente se toma una muestra de flujo (exudado) del cuello uterino y se analiza para determinar si la mujer tiene gonorrea o una infección por clamidia. Para determinar si la mujer puede tener un embarazo ectópico, se realiza una prueba de embarazo, lo que podría se la causa de los síntomas. Otros síntomas y los resultados de las pruebas de laboratorio contribuyen a confirmar un diagnóstico. El número de glóbulos blancos se puede determinar en una muestra de sangre. Dicho número puede ser elevado.

Si el dolor impide un examen físico adecuado o si se necesita más información se realiza una ecografía de la pelvis. Esta prueba puede determinar abscesos en las trompas de Falopio o en los ovarios y en un embarazo ectópico. Si el diagnostico todavía es incierto o si la mujer no responde al tratamiento, el médico puede insertar un tubo de exploración (laparoscopio) a través de una pequeña incisión cerca del ombligo para ver el interior de la cavidad abdominal y obtener una muestra de fluido para analizarlo.

 

TRATAMIENTO.

Para tratar la infección suelen administrarse medicamentos por vía oral o por inyección intramuscular tan pronto como sea posible. Si es necesario los antibióticos se cambian después de valorar los resultados de las pruebas disponibles. Los antibióticos se administran empíricamente para cubrir N. gonorrhoeae, C. trachomatis y flora vaginal, incluidos los anaerobios, y se modifican según los resultados de las pruebas de laboratorio.

Las pacientes con cervicitis o con una enfermedad inflamatoria pélvica clínicamente leve o moderada no necesitan intervención. La mayoría de las mujeres son tratadas ambulatoriamente, sin embargo, la hospitalización suele ser necesaria en las siguientes situaciones;

·       Infección que no cede en un plazo de 48 horas.

·       Síntomas graves.

·       Posibilidad de embarazo.

·       Detección de un absceso.

En el hospital se administra antibiótico por vía intravenosa.

Si los pacientes no mejoran después del tratamiento que cubre los patógenos habituales, se debería considerar una enfermedad inflamatoria pélvica debida a M. genitalium. Las pacientes pueden ser tratadas con moxifloxacina 400mg por vía oral 1 vez al día durante 7 a 14 días (ejemplo, 10 días).

Si los abscesos persisten a pesar del tratamiento antibiótico, puede tener que realizarse un drenaje. Para drenarlos suele utilizarse una aguja que se inserta a través de una pequeña incisión en la piel a la vez que se emplea una pequeña prueba de imagen, como la ecografía o la tomografía computarizada (TC), para guiar la aguja hacia el absceso. Un absceso roto siempre requiere cirugía con carácter urgente.

Los abscesos tuboováricos pueden requerir tratamientos con antibióticos intravenosos más prolongados. El tratamiento con drenaje percutáneo o transvaginal guiado por ecografía o TC puede considerarse si la respuesta a los antibióticos solos es incompleta, aveces se requiere laparoscopi o laparotomía para el drenaje. La sospecha de una rotura de un absceso tuboovárico exige una laparotomía inmediata. En las mujeres en edad reproductiva, la cirugía debe preservar los órganos pelvianos (con la esperanza de mantener la fertilidad).

Las mujeres deben de abstenerse de mantener relaciones sexuales hasta que finalice el tratamiento antibiótico y un médico confirme que la infección a sido completamente eliminada, aunque los síntomas hayan desaparecido. Todas las resientes parejas deberán someterse a pruebas para detectar una posible infección por gonorrea y clamidia y poder determinarla necesidad de tratamiento. Existen mayores probabilidades de una completa recuperación si la enfermedad inflamatoria pélvica es diagnosticada y tratada con prontitud.



PREVENCIÓN.

Un axioma medico indica que, la mejor medicina es la prevención. Para la enfermedad inflamatoria pélvica no es la excepción, pues existen varios métodos de cuidado que la mujer puede tener en cuenta a fin de evitarla. Uno de ellos es poder asistir cada 6 meses a un examen de rutina a fin de conocer el estado de su salud. Muchas mujeres optan por tratamientos alternativos de los cuales dicen haber obtenido resultados muy satisfactorios, evitando o, logrando tratar esta enfermedad en su etapa inicial.

La prevención de esta enfermedad es esencial para la fertilidad y salud de la mujer. La única medida para evitar por completo la infección es la abstinencia sexual. Sin embargo, si la mujer tiene relaciones con una sola pareja, el riesgo de contraer una enfermedad inflamatoria pélvica es muy bajo, siempre y cuando ninguno este infectado por bacterias que provocan enfermedades de transmisión sexual.

Los métodos de barrera para el control de la natalidad (como los preservativos) y los espermicidas (como las espumas vaginales) usados con un método de barrera puede ayudar a evitar la enfermedad inflamatoria pélvica.


 

CUIDADOS DE ENFERMERÍA

A continuación, veremos los cuidados que se deberán tener en cuenta con pacientes de enfermedad inflamatoria pélvica.

·       Explicar al paciente la importancia de completar todo el esquema de tratamiento con antibióticos.

·        Destacar que el no tratar a las parejas puede resultar en infección repetida; por tanto, hay que tratar a todas las parejas.

·       Destacar y explicar la importancia de abstenerse de mantener relaciones sexuales hasta que se haya completado el tratamiento y el cultivo confirme que la infección desapareció.

·       Explicar el procedimiento y el porqué.

·       Decirle que nos avise ante cualquier molestia o cambio.

·       Antes de la inserción del catéter usar antisépticos.

·       Evaluar y observar la zona de inserción del catéter diariamente, y hacer un correcto mantenimiento de este.

·       Revisar la posible existencia de obstrucción o extravasación. Para evitarla, salinizar vía venosa periférica, cuando sea necesario, y comprobar que su funcionamiento es adecuado.

·       Explicar el procedimiento y el porqué.

·       Decirle que nos avise ante cualquier molestia o cambio.

·       Antes de la inserción del catéter usar antisépticos.

·       Evaluar y observar la zona de inserción del catéter diariamente, y hacer un correcto mantenimiento de este.

·       Revisar la posible existencia de obstrucción o extravasación. Para evitarla, salinizar vía venosa periférica, cuando sea necesario, y comprobar que su funcionamiento es adecuado.

CP: Fiebre secundaria a enfermedad inflamatoria pélvica

  • Administración de fármacos antitérmicos prescritos por orden médica.
  • Comentar que nos avise ante posible malestar o sensación de fiebre.
  • Hacer una medición de temperatura de la paciente por turno.
  • Avisar al médico de ginecología responsable de la paciente si la fiebre es muy elevada o no remite.





Bibliografía; MANUAL DE MEDICINA MERCK ( TOMO 3 - CAP. 243)